1 de cada 10 argentinos padecen dermatitis atópica, según un artículo que leí hoy en Infobae. O sea, 4,5 millones de personas en nuestro país. Alto número.
Xerosis (piel seca), eccemas y prurito son la sintomatología, pero vienen generalmente acompañadas de asma, rinitis, alergias alimentarias y alguna otra cosita más.
Los tratamientos con cremas son bastante buenos para aliviar el picor pero caemos en la trampa de siempre: atacar al síntoma en vez de resolver el problema.
Y mientras te siguen recetándote cremas con corticoides o con avena, el problema sigue recurriendo una y otra vez y complicándose
Como en prácticamente todas las dolencias crónicas, a donde hay que apuntar es a la microbiota intestinal.
Basta con buscar “atopic dermatitis and gut microbiota” en scholar.google.com para descubrir una gran cantidad de estudios que confirman su íntima relación, incluso en los casos de perros.
Aplicar cremas sobre la piel en estos casos, es como sacar agua con un balde de un bote que tiene un agujero. Lo mejor sería tapar el agujero antes de seguir sacando agua. O al menos, hacer las dos cosas a la vez si el agua que entra es tanto que puede hundirte.
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