permeabilidad intestinal

Qué es la permeabilidad intestinal

Tus intestinos tienen (o deberían tener), unas células muy apretaditas entre sí, con el espacio necesario y suficiente para que sólo pasen a tu sangre los nutrientes en sus porciones más pequeñas.  

Pero la dieta moderna y el estrés tienen una injerencia enorme en el estado de tu microbiota, y la salud de esas células, provocando daños que son como filtraciones: estas células ya no están tan apretadas entre sí, ya sea por reacciones inflamatorias o alérgicas, ataques de parásitos y hongos, o respuestas autoinmunes de tu mecanismo de defensa que quiere deshacerse de sustancias que no tolerás y termina dañando el intestino.

Cuando esto ocurre (y ocurre muchísimo) pequeñas partículas de alimentos sin digerir, así como materia fecal, parásitos, hongos y bacterias, atraviesan la barrera intestinal y entran en tu torrente sanguíneo, provocando reacciones de lo más diversas, entre ellas:

  • Diarrea crónica, estreñimiento o hinchazón.
  • Deficiencias nutricionales.
  • Fatiga.
  • Dolores de cabeza.
  • Confusión.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Problemas de la piel, como acné, erupciones o eczema.
  • Dolor en las articulaciones.

¿Te suena algo de esto? Una de las principales causas radica en la saturación de las funciones depuradoras a cargo de hígado y riñones, pero en muchos casos también tiene que ver con la llegada de parásitos a lugares como el cerebro.

¿Te imaginás? Se están empezando a relacionar problemas como la enfermedad de Alzheimer y la demencia senil con la instalación de bacterias intestinales en el cerebro, como resultado de años y años de un intestino dañado y sin tratar.

Pero, ¿Cómo se arregla? Entre las primeras acciones a tomar está la de reducir la inflamación haciendo una alimentación estrictamente biológica, y con la remoción de algunas sustancias tradicionalmente alergenas como gluten y lácteos al menos en un principio.

Se continúa con una buena reparación intestinal, que incluye nutrientes como el caldo de huesos, omega 3, colágeno, y finalmente se vuelve a repoblar la microbiota con bacterias, sobre todo, productoras de butirato.

Claro que es un proceso lento y a veces difícil de llevar a cabo: no sólo se requiere fuerza de voluntad para dejar de comer como lo hacés hace años, sino también para resistir ante las reuniones sociales en donde la comida juega un rol muy importante.

Como todo proceso de autocuidado y sanación, la pregunta es ¿estás dispuesto a dejar lo que te enfermó? ¿Cuánto vale tu salud para vos?

Escribime para charlar acerca de estos procesos, puedo acompañarte de forma personalizada con todo mi apoyo y experiencia.