contar calorias no funciona para adelgazar

¿Por qué contar calorías no funciona?

Si aplicamos las leyes de la termodinámica podemos comprender qué:

Si cargo más combustible del que quemo, tendré más reserva, y viceversa: si quemo más combustible del que cargo, disminuiré esa reserva.

Básicamente, esa es la premisa ineludible de todo sistema de control de calorías. Y claro, si uno pudiera cumplirlo, debería funcionar. Y a veces parecer funcionar. Pero… en un punto determinado falla. Y te voy a contar por qué:

PRIMERO: No sabemos con exactitud cuántas calorías consumimos por día.

Nos pueden decir que un producto TAL tiene EQUIS calorías… pero eso no es cierto. A partir de la investigación de Atwater y de allí en adelante, se decidió que un gramo de carbohidratos y un gramo de proteínas tienen 4 calorías, mientras un gramo de grasa tiene 9 calorías. Entonces, cuando se envasa un producto, se calculan sus proporciones de carbos, prote y grasas y se establece cuántas calorías tiene. Pero esto nunca es acertado. Y si acaso pudiera serlo en un producto hecho en una fábrica, nunca lo será en un producto de origen natural, como una fruta, una nuez, huevo, un pescado o un trozo de carne. Podemos tener un promedio, una idea aproximada, pero no hay dos nueces iguales. No es lo mismo una cosechada en el patio de mi abuela que una cosechada en el Valle de Famatina. No es lo mismo un huevo de factoría que uno de una gallina libre y bien alimentada, y así podríamos seguir.

SEGUNDO: No podemos saber cuántas calorías quemamos por día.

Te pueden decir que hacer la cama o correr 100 metros queman X cantidad de calorías, pero esto va a ser muy diferente en cada persona. No es lo mismo hombre o mujer, joven o viejo, alto o bajo, gordo o delgado. Además, hay una cosa que se llama tasa metabólica basal, que es la cantidad de energía que consumimos sólo por cumplir las funciones básicas de respirar y bombear sangre… ahí, tirados en la cama. Cada persona tiene un consumo diferente de calorías por estar quieto. Por otro lado la digestión (empezando por la masticación) también consume calorías (más, o menos, dependiendo de cada persona y de qué alimento se trate). Entonces… si mastico más o mastico menos, cambia mi consumo calórico. Si tengo más o menos bacterias de tal o cual tipo en el intestino, si produzco más o menos enzimas en la saliva o en el intestino, si tengo más o menos ácido clorhídrico, todo eso cambia la cantidad de calorías que se consumen durante la digestión.

TERCERO: No todas las calorías son iguales.

Las calorías contenidas en un alimento ultraprocesado, por ejemplo, que requiere menos tarea digestiva y tienen en general mayor cantidad de carbohidratos, van a ir directamente al cuerpo, en tanto que alimentos naturales, con más fibra, requieren más masticación, y más tiempo de digestión, haciendo que se consuman mayor cantidad de calorías en este proceso.

CUARTO: Restringir calorías reduce el metabolismo

Como si todo esto fuera poco, tenemos una variable más. Cuando una persona empieza a tener un déficit calórico (es decir, a pesar de todo este desorden numérico logra comer menos calorías de las que consume) el metabolismo se adapta: entra en estado de emergencia y reacciona reduciendo aún más la tasa metabólica, y consumiendo la menor cantidad de energía posible en sus procesos, entendiendo que la comida comienza a escasear y hay que mantenerse con vida. Es por esto que muchas dietas parecen funcionar bien los primeros días y luego se estancan, generando sentimientos de culpa y frustración.

CONCLUSIÓN: Contar calorías no sirve para bajar de peso.

Entonces… si no sé cuánto ingiero y no sé cuánto quemo y si mi cuerpo se resiste a quemar calorías cuando le doy menos cantidad ¿cómo hacer un balance calórico que me permita bajar de peso?

Básicamente, es imposible lograr esto contando calorías. La forma más efectiva y eficiente es: APRENDER A COMER.

Si realmente querés recuperar la salud, tener un cuerpo sano, que responda y con el que te sientas a gusto, te invito probar esta “dieta” durante 30 días:

  1. Dejá de comer todo alimento procesado, es decir, que se produzca en una fábrica.
  2. Dejá el azúcar, los edulcorantes sintéticos y las bebidas y alimentos que los contengan
  3. Cená liviano y dormí ocho horas cada día

Esos son los tres puntos básicos para comenzar a recuperar tu salud, ponerte en forma y sentirte mejor. Por supuesto que se puede ir más allá, pero sin esos postulados básicos es difícil ponerse a hablar de otras cosas.

Si no sabés cómo empezar o si ya empezaste y te preguntas cómo continuar, te propongo que nos encontremos unos minutos para charlar online sin compromiso, y ver si puedo ayudarte con mi programa personalizado.