La cetosis es un proceso que ocurre cuando, frente a la falta de glucosa -la principal fuente de energía-, tu cuerpo comienza a oxidar grasas para utilizarla como tal. Como siempre digo, la inteligencia del cuerpo humano es maravillosa y va a hacer todo lo que esté a su alcance para no morir. La pregunta es ¿A qué costo?
La dieta cetogénica tiene efectos terapéuticos muy interesantes en personas con obesidad y sobrepeso, así como también en diabetes e incluso en cáncer, esto último porque las células cancerígenas sólo pueden alimentarse de glucosa, y al cortarles esa vía reducís su desarrollo.
¿Pero que pasa en personas sanas? ¿Qué pasa con quienes sólo quieren estar en forma o bajar algún kilito de más? ¿Realmente deberían someter a semejante estrés al cuerpo? ¿Qué ocurre con los demás sistemas cuando el cuerpo trabaja en emergencia? ¿Qué ocurre con la tiroides, las glándulas sexuales, el sistema nervioso?
La gran mayoría de los estudios se hacen siempre con participantes masculinos, no teniendo en cuenta que la fisiología femenina es diferente. Las mujeres en dietas cetogénicas pueden ver alterados sus ciclos menstruales y patrones hormonales, así como su salud tiroidea. Los hombres también pueden tener problemas de este tipo a largo plazo, y todo esto porque la dieta cetogénica es sólo eso: una dieta, una forma de comer específica que debe utilizarse por un tiempo limitado con una finalidad determinada.
Las carbohidratos ayudan a reducir el estrés, aumentan el metabolismo, mejoran la salud intestinal, aumentan los niveles de testosterona, equilibran las hormonas, estimulan el crecimiento del cabello e incluso pueden aumentar la longevidad.
Las personas que sienten un gran beneficio al iniciar una dieta keto, no es porque dejen los carbohidratos, sino porque han dejado sustancias tóxicas que generalmente van con los carbos, como todo lo industrializado, el azúcar y los refinados, así como los aceites de semillas y las legumbres que son inflamatorios de la pared intestinal.
Por otro lado, hacen un aumento de nutrientes como proteínas, grasas, minerales y vitaminas. Es lógico que esto los haga sentir bien.
También nos hablan de pueblos originarios que hacen dieta cetogénica… y lo cierto es que por más que no coman carbohidratos, los Inuit nunca entran en cetosis. Su genética se ha adaptado durante generaciones para mantener un buen nivel de gluconeogénesis: la producción de glucosa hepática a partir de aminoácidos, lo que hace que no entren en cetosis.
Por otro lado, pueblos como los de la isla de Kitava o los Tsimané en Bolivia tienen dietas altísimas en carbohidratos con excelentes niveles de salud y longevidad. Los carbohidratos no son el problema. El problema es la basura industrializada, los fármacos, el estrés, la falta de sueño y no mover el culo.
Comé como un humano, y sé feliz.
Y si no sabes por dónde empezar, yo te acompaño. Tengo mucha experiencia acompañando procesos de cambios de hábitos para recuperar la calidad de vida que tantos han perdido.