Por qué comer chocolate

En realidad, ¿hace falta un motivo? Bueno, siendo que se lo considera una golosina y las golosinas no entran dentro de la comida “saludable”, voy a tratar de justificar la porción de 30 gramos diarios de chocolate en este artículo.

Muy lejos estamos de la bebida fermentada a base de xocolatl que bebían los antiguos habitantes de México hace 4000 años. El genocidio que llamamos “descubirmiento de América” hizo que esta bebida, bastante mejorada respecto de su original, fuera llevada a Europa en donde se sirvió con leche y años más tarde, combinando masa de cacao, manteca de cacao y azúcar, aparecieron los primeros chocolates en barra y bombones.

De allí en adelante, la producción industrial hizo lo suyo, y un producto que hace 100 años era considerado de lujo, es comprado por los niños en los kioscos pero claro, ya sin ningún parecido con su receta original. Aceites vegetales hidrogenados, mono y diglicéridos de soja, polirreato de poliglicerol, azúcar en grandes cantidades y otros ingredientes han convertido al chocolate en algo muy poco recomendable si no hacemos la salvedad de “puro”, “orgánico” o “artesanal”.

El chocolate es muy rico en antioxidantes naturales, y estimula la liberación de serotonina, una hormona que te libera del enfado y produce sensación de bienestar. Por otro lado contiene teobromina y cafeína, estimulantes del corazón y del cerebro respectivamente, por lo que puede resultar energizante.

Tiene una alta cantidad de calorías, que lo ha convertido en el enemigo de las dietas, tanto como de las mujeres (que son quienes más adscriben a eso de hacer dietas) y de las nutricionistas (que son en su mayoría mujeres). Pero lo cierto es que comer chocolate no sólo no te va a hacer engordar (porque eso de las calorías es una gran falacia) si no que entre una y seis porciones de 30 gramos diarios de chocolate puro, orgánico o artesanal va a mantenerte en mejores condiciones físicas, protegiéndote de problemas coronarios, diabetes y accidentes cerebrovasculares (ACV). ¿Qué de dónde saco esto yo? De un meta-análisis de 14 estudios con más de medio millón de participantes que podés ver acá

Claro, se requieren más estudios para analizar esto en diferentes tipos de población, pero más o menos uno puede darse una idea: comer chocolate de buena calidad en cantidad moderada puede ser en principio beneficioso, y en caso de que no produjera ningún beneficio, con seguridad no te va a hacer mal. Esto no es una excusa para que agarres un chocolatín de la góndola que está en línea de cajas en el supermercado. Eso es básicamente azúcar, grasas plásticas y una ínfima porción de cacao. Andá mejor por un chocolate real a una tienda de alimentos saludables o chocolatería o buscá en alguna casa de repostería un chocolate “al 60%” o más. Eso te va a permitir comer sin culpas cuando tengas ganas de “algo dulce” o rallarlo sobre hot cakes, trocearlo en unos muffins, o en una tortilla para el desayuno.

Finalmente, si se te complica conseguirlo, podés fundir aceite de coco a baño maría, combinarlo con cacao amargo puro y ponerlo en moldes de silicona en el freezer. Si el sabor te resulta muy fuerte, podés combinarlo con miel o mascabo. Eso sí: hay que comerlo rápido en verano, porque el aceite de coco se vuelve líquido a partir de los 22 grados.