aceites inflamatorios

Los aceites de cocina son un potencial veneno.

Algo tan común y que está en todas las cocinas como el aceite, esconde en realidad un montón de condiciones de inflamación y daño que me gustaría comentarte hoy.

Insisto siempre en la importancia de las grasas para la salud: ya sean las de origen animal como la yema de huevo o el ghee, o las de origen vegetal como el aceite de oliva o de coco y muchas otras. Pero nada de esto incluye a los aceites de: girasol, maíz, soja, canola, maní, etc., que podés conseguir en un supermercado.

Todos estos aceites tienen una particularidad: su proceso industrial de extracción los desnaturaliza. Muchas personas creen que no consumen alimentos procesados, pero aún no han descubierto que el aceite de cocina es uno de los principales procesados.

Aún aquéllos que afirman tener una “primera prensada en frío”, luego pasan su producto por diferentes etapas: descerado, desgomado, neutralizado, lavado, secado, blanqueo, desodorización, filtrado, aditivado y envasado.

En estos procesos intervienen productos químicos y procesos mecánicos que incluyen temperaturas de hasta 250° C, las cuales afectan notablemente a esos aceites naturales.

Se obtiene entonces ese líquido liviano, casi transparente en algunos casos, estable y tan poco natural que irá a parar dentro de tu cuerpo minando tu salud gradualmente.

¿Por qué nos los venden como saludables entonces?

Porque durante mucho tiempo, estudios epidemiológicos han relacionado el consumo de grasas poliinsaturadas con menores riesgos de enfermedades coronarias. Pero esos estudios no han tenido en cuenta otros factores nutricionales y de hábitos de las personas evaluadas.

Los ácidos grasos poliinsaturados de estos aceites son más sensibles a la oxidación, y como la grasa que consumimos pasa a constituir nuestra membrana celular, esto quiere decir que tus células serán más susceptibles al estrés oxidativo, es decir, se dañarán con mayor facilidad que si consumís grasas más estables como el ghee, la grasa animal o el aceite de oliva.

Otro inconveniente es que todos estos aceites se obtienen de plantas que tienen una relación mucho más grande de Omega 6 a Omega 3.

Históricamente, los humanos consumíamos una proporción de 1:4 en muchas poblaciones, siendo 1:1 las que menos O3 consumían.

Hoy, gracias a los aceites industriales, estamos consumiendo una relación de 20:1, lo que es completamente disruptivo para nuestra salud, llevando a estados de inflamación crónica, una de las causas subyacentes de la diabetes, la artritis, los problemas coronarios y la obesidad.

Si esos aceites fueron hidrogenados (como las margarinas y otros), contienen además, GRASAS TRANS, y aún cuando no hayan sido hidrogenados, también pueden contenerlas por los procesos industriales a los que son sometidos, aunque si su porcentaje es menor al 2% ni siquiera hace falta declararlo según la regulación nacional.

Es por todos estos motivos que estos aceites no son convenientes. Aún cuando no los tengas en tu cocina, pensá que son parte de todos los productos como galletitas, panificados industriales, barras de cereales, tapas de empanada y tarta, y un largo etcétera.  

Descubrir cómo funciona tu biología es la clave para mantener una buena salud. Te invito a participar de mis propuestas de aprendizaje y acompañamiento para realizar cambios que mejoren tu calidad de vida. Escribime.

Algunos estudios para ampliar sobre este tema:

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23744414/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22570770/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26950145/