Este ingrediente común en las golosinas es potencialmente peligroso para los niños

¿Cómo decirle a tu hijo de cinco años que las golosinas “son malas”?

¿Cómo explicarle, cómo hacer que no quiera comer lo mismo que sus compañeritos comen todos los días?

Bueno, para mí es un poco difícil pero lo logro, a fuerza de paciencia, amor y alternativas, por supuesto.

Porque decirle “no comás esto” pero no darle nada a cambio sí que es imposible.

Le explico, con palabras que él pueda entender, que una golosina aislada no va a dañarlo, pero generar el hábito de comerlas todos los días, sí puede hacerle mal, y que cuando uno come una es difícil no querer otra. Entonces andamos con su mamá leyendo todas las etiquetas, buscando cuál es la menos nociva para no aislarlo del mundo, y en los cumpleaños de sus amiguitos, qué otra cosa hacer que darle vía libre…

Ahora, cuando es su cumpleaños, preparamos cosas realmente saludables y ricas, atractivas a la vista, y todos los niños comen.

No es que si no hay comida industrializada no comen nada. El tema es que si no les ofrecés otra cosa, comen sólo eso.

Ya sé, toma tiempo, requiere dedicación, pero ¿Para qué invitamos a estos seres a poblar la tierra si no vamos a dedicarnos a ellos? Son unos pocos años, pasan rápido y cuando queremos acodar ya son unos grandotes que no nos dan ni bola.

En línea con otros artículos que ya he escrito al respecto, hoy quiero hablarte de los colorantes sintéticos, sobre todo de uno en particular, la tartrazina, un derivado del petróleo presente en muchísimos productos de color amarillo, naranja, rojo o verde (se combina con el azul para obtener este último)

Me gustaría citar un párrafo de uno de los tantos estudios que leí para redactar este artículo:

Durante los últimos 50 años, la cantidad de colorantes sintéticos utilizados en las comidas creció en un 500%. Simultáneamente, ha ocurrido un aumento alarmante de los problemas de comportamiento de los niños, como agresión, desorden de déficit atencional, hiperactividad. La ingesta de alimentos provee la mayor carga de antígenos externos que desafían al sistema inmunológico. Los colorantes artificiales también pueden ser absorbidos por la piel a través de productos cosméticos y farmacéuticos. Las moléculas de los colorantes sintéticos son pequeñas, y al sistema inmune le resulta difícil defenderse de eso. Pueden además enlazarse a la comida, a proteínas corporales y entonces son capaces de actuar de modo silencioso como disruptores inmunológicos. El consumo de colorantes sintéticos y su habilidad para enlazarse a las proteínas corpolares puede tener significantes consecuencias inmunológicas. Este consumo puede activar una cascada inflamatoria que puede resultar en la inducción de la permeabilidad intestinal a moléculas antígenas grandes, y producir reacciones cruzadas, autoinmunidad e incluso desórdenes neurológicos relacionados al comportamiento.”

Como si esta información no fuera suficiente, tenemos que la acción de los colorantes sintéticos como la tartrazina producen daños en los linfocitos, daños renales y hepáticos:  y por supuesto, no menos de tres estudios relacionan la ingesta de ellos con los trastornos de hiperactividad en los niños:

La prueba en uno de ellos fue bastante sencilla: se aisló la cantidad de tartrazina que estaría incluida regularmente en la dieta promedio y se suministró en comprimidos durante una semana a un grupo de preadolescentes, mientras que un grupo control recibió un placebo. Los cambios en el comportamiento fueron notables en el primer grupo, presentando irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño y falta de concentración.

Ahora, si todo esto es así, ¿Por qué no está prohibida? Lo cierto es que en las pequeñas cantidades que se utilizan en las golosinas, la tartrazina parecería ser inocua. El asunto es que ningún niño come “solo una golosina” y el efecto de este químico es acumulativo. Otro dato no menor es que las grandes empresas tienen ingenieros en alimentos dosificando las cantidades exactas de tartrazina, mientras que empresas más pequeñas la utilizan “a ojo”, con la posibilidad de estar excediéndose un poco en las dosis permitidas.

¿En qué productos podés encontrar la tartrazina? Basta con leer con atención las etiquetas para identificarla con alguno de los siguientes nombres:

  • Tartrazina
  • Amarillo Nº 5
  • E102

Pero desde ya te digo que en cualquier golosina que tenga color rojo, amarillo, anaranjado o verde, desde caramelos hasta snacks, y por supuesto gaseosas, gelatinas, postrecitos, bizcochuelos y sobre todo, los polvos para preparar jugos.

Los niños sanos son inquietos, es normal que sean revoltosos, sobre todo los varones, pero eso no interfiere con su salud ni con su capacidad para relacionarse con los demás ni de desarrollar apropiadamente los procesos cognitivos.

Si tus hijos, sobrinos o alumnos presentan problemas de conducta, hiperactividad, falta de concentración, insomnio, poca resistencia a enfermedades comunes, gastroenteritis recurrentes, quizás sea hora de agarrar la lupa y revisar exhaustivamente las etiquetas.

Además los hábitos de alimentación que genere a esta edad lo acompañarán durante toda su vida, moldeando así su salud. Por eso quiero presentarte mi MasterClass sobre Alimentación Saludable en la infancia. Por favor, no dejes de leer la descripción aquí: seguramente será un gran cambio en la relación de tus hijos con el alimento.