La inflamación y el moco. Es decir, tejido pulmonar inflamado y la producción exacerbada de mucosidad.
Es una reacción alérgica porque el cuerpo responde de forma “exagerada” a un estímulo externo que a otras personas no les produce nada.
Es decir, tu cuerpo interpreta como amenaza, algo que no puede producir daño per sé (como el polvillo, por ejemplo) y produce una reacción fuerte para protegerse y evitar la entrada de esa amenaza: inflama los bronquios, estrechando el paso, y llena de moco, estrechándolo aún más.
Hace más de cinco años, antes de ser diagnosticado con bronquiectasias, fui diagnosticado con asma, por lo que estudié mucho la respuesta del cuerpo ante estos cuadros. Lo que descubrí, y que me sirvió para sanar mis bronquiectasias y que ha ayudado a muchas personas con asma también, es que lo primero y principal es reducir el moco y la inflamación.
Los corticoides que me habían recetado buscan justamente “reducir la inflamación”, pero en el camino se llevan puestos un montón de procesos biológicos que a largo plazo terminan reduciendo la calidad de vida. Y a veces ni siquiera alivian los síntomas (conmigo no funcionaban).
Los corticoides reducen la inflamación porque inhiben la respuesta del sistema inmunitario, ese mismo que está tratando de salvarte mediante la inflamación, de un peligro inexistente.
Cambios en el estilo de vida como dormir 8 horas, o en la alimentación, como evitar sustancias inflamatorias y mucogénicas (azúcar, gluten y lácteos) pueden hacer maravillas para reducir o incluso desaparecer los síntomas del asma, bronquiectasias y otros problemas pulmonares.
Compilé en un e-book toda la información que reuní y apliqué en mi cuerpo para recuperar la salud de forma natural.
Si querés comenzar hoy a cambiar tu vida, no dejes de leer RESPIRA.