Acerca del colesterol, los triglicéridos y su desequilbirio

¿Qué es el colesterol?

Se trata de un lípido (grasa) presente en todo el cuerpo. Lo producen el hígado y el intestino delgado. El 5% circula por la sangre, el resto lo captan las células, ya que es esencial para la membrana plasmática (que regula la entrada y salida de sustancias en las células).

Algo de estadística

El colesterol compone:

  • El 50% de las glándulas suprarrenales
  • El 20% del cerebro
  • El 10% de los pulmones
  • El 10% del corazón

Además, la leche materna contiene el doble de colesterol que la leche de vaca.

¿Y por qué aumenta su nivel?

Al contrario de lo que se piensa normalmente, una de las principales causas es la carencia de aceites –de buena calidad.

El consumo de Ácidos Grasos Esenciales (AGE) flexibiliza la membrana celular, y hace innecesaria la presencia del colesterol en sangre, mientras que las grasas saturadas por demás (trans) y aceites industriales (hidrogenados, margarinas, etc.) endurecen esta membrana, y el colesterol va allí para remediar esta situación.

Pero como la membrana está endurecida, el colesterol no puede actuar correctamente y queda circulando en la sangre, hasta que es capturado por las células adiposas (grasa corporal) o vuelve al hígado.

Si el hígado se satura, se vuelve graso. Si hay arterias dañadas (endurecidas por tabaquismo, exceso de sal industrializada, etc.) el colesterol puede anclarse en esas “heridas” y acumularse hasta formar una placa. Esto reduce el espacio por el que la sangre circula, y el corazón tiene que bombear con más fuerza, elevando la presión arterial.

Si una de estas placas se desprende, se convierte en un coágulo que viaja hasta obstruir una arteria más pequeña, provocando un accidente vascular.

El malo y el bueno

La grasa metabolizada en el intestino va al hígado en lipoproteínas de alta densidad, lo que conocés como colesterol bueno (HDL, por sus siglas en inglés para High Density Lipoprotein).

El hígado las distribuye en las de baja densidad (LDL, Low Density Lipoprotein, conocido como colesterol malo) hacia las células, y como te conté antes, si no son recibidas quedan circulando por la sangre hasta que las células adiposas las atrapan, o vuelven al hígado. Es por esto que se llama “malo” al LDL: su presencia en valores elevados es riesgosa y significa que las células no lo están absorbiendo correctamente.

 ¿Y los triglicéridos?

Son eslabones de ácidos grasos (AG) que se enganchan de a tres sobre una molécula de glicerol, para formar la “grasa”. Pueden tener un grado mayor o menor de saturación de hidrógeno. Si hay demanda de energía se combustionan, si no, se almacenan.

Su abundancia en la sangre es por excesos, desequilibrios e ingesta de carbohidratos refinados.

Tanto el colesterol como los triglicéridos son transportados por lipoproteínas de baja densisdad (LDL) y por eso hay relación entre ambos tipos de grasa.

¿Y los ácidos grasos?

Se denomina ácidos grasos saturados (o grasas saturadas) a aquellas que tienen enlaces de carbono ocupados por átomos de hidrógeno.

Los ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico u Ω9) son aquellos que tienen un solo enlace libre. Estos ácidos grasos no son esenciales (es decir, pueden producirse dentro del cuerpo), son estables y el cuerpo los utiliza para generar energía.

Los ácidos grasos esenciales (poliinsaturados, aquellos que deben ingerirse porque el cuerpo no los produce), son el linolénico (Ω3) y linoléico (Ω6). El número indica a partir de qué átomo están libres los enlaces de carbono. Son inestables y sensibles a la oxidación.

El cuerpo utiliza los AGE en la construcción del cerebro, el sistema nervioso, el inmunológico y el hormonal.

Podés encontrarlos en las semillas, frutos secos y aceites de primera presión en frío.

Desequilibrio

La relación ideal que deberías consumir es de 4:1 entre Ω3 y Ω6.  Pero la ingesta de carne de animales criados a maíz y soja (muy ricos en Ω6) ha hecho que se desproporcione esta relación, además de la cantidad de productos industrializados que también consumís y tienen exceso de grasas saturadas trans y de omega 6 por el gran uso de soja y maíz para reemplazar a otras grasas más saludables que se usaban anteriormente.

Un aceite prensado en frío es aquel que guarda las mismas características biológicas que tenía cuando se encontraba en su envase original: la semilla o el fruto.

A partir de la revolución industrial, se fueron utilizando métodos de extracción de aceites más sofisticados: calentando las semillas y lavándolas con solventes derivados del petróleo se lograron altos niveles de rendimiento con el consiguiente abaratamiento del producto final. Esto transformó al aceite, de un alimento esencial, altamente nutritivo, multivitamínico, en un mero aporte calórico, una substancia desvitalizada, en muchos casos perjudicial para la salud.

Extraído de mi libro “Guía Práctica para una alimentación consciente”