Keto, paleo, low-carb, gluten free, vegan, etc… todas tienen algo en común: la restricción de algún tipo de alimentos de origen nautral.
Quizás te estés planteando alguna de estas opciones: leíste un artículo, viste un video, o conociste al amor de tu vida y estás pensando en iniciar una alimentación que decreta que a partir de ahora no se come más (ponga ud. aquí el alimento que quiera).
Ahora, me pregunto, ¿el hombre del paleolítico no se hubiera comido un sandwich de bondiola si lo hubiera tenido a mano? ¿no comería una persona con celiaquía una rebanada de pan con total entrega y felicidad si no le produjera daño? ¿no sucumbiría unx veganx a un omelette con huevos de campo relleno con queso de cabra si no interfiriera con su moral? Creo que la respuesta se torna obvia y por eso me inclino a escribir este artículo.
Es cierto que quizás algunas de estas modas puedan ofrecer buenos resultados para un objetivo específico, pero dudo que puedan mantenerse como modus vivendi por muchos años (el tiempo lo dirá: son muy nuevas algunas de ellas y ya veremos los resultados en algún momento).
Durante años y años de práctica, experimentación y estudios sobre el tema, finalmente he encontrado una forma de alimentarme cuyas normas son tan sencillas que pueden aplicarse a todo el mundo. Sin restricciones a alimentos reales, salvo que seas intolerante o alérgicx a ellos (y esto casi siempre puede revertirse), sin implicancias morales que puedas poner por encima de tu salud (me parece contrario a la moral degradar tu salud a cambio de la de otra especie) y sin dogmatismos estrechos.
Las reglas que he ido forjando y espero puedan servirte de inspiración para crear un sistema que se adapte a tus necesidades y ¿por qué no? tus gustos, son las siguientes:
- 1) Eliminar de tu dieta todo alimento procesado industrialmente (desde galletitas hasta jamón, pasando por los edulcorantes sintéticos, todo lo que venga de una fábrica y tenga conservantes, colorantes, estabilizantes, saborizantes, etc.)
- 2) Eliminar de tu dieta toda bebida industrializada, endulzada y saborizada (gaseosas y aguas saborizadas, jugos “naturales”, leches vegetales, etc.)
- 3) Eliminar de tu dieta todos los aceites industriales (girasol, canola, maíz, maní, etc.). Utilizar en cambio grasas nobles: aceites de oliva extra virgen, de coco o de sésamo; manteca, ghee y grasa animal.
- 4) Aumentar el consumo de proteínas y grasas, reduciendo el consumo de carbohidratos.
- 5) Cumplir con el requerimiento minimo de 1 a 1,5 grs de proteína diarias por kg de peso.
- 6) Eliminar de tu dieta el azúcar (mascabo, integral, refinado, etc.), reemplazándolo por frutas dulces y eventualmente miel, pero en la menor cantidad posible.
- 7) Tomar suficiente agua, y reducir el consumo de alcohol (vinos, cerveza, etc. sin sulfitos, sin conservantes, etc.) a una o dos veces por semana, en cantidades moderadas.
- 8) Para algún evento, fiesta, aniversario, etc., permitirte disfrutar de alimentos que no sean nutritivos, pero que estén hechos con ingredientes nobles, y sobre todo con amor: un flan, una torta de chocolate, en fin, vos sabrás qué es lo que más te puede.
En mi familia de tres venimos manejándonos con estas reglas desde hace un tiempo considerable, con muy buenos resultados. Yo pude ganar fuerza y masa muscular, mejoré mi respuesta inmunitaria y me siento bien físicamente casi todo el tiempo, a pesar de padecer de bronquiectasias.
Quizás en tu caso debas sumar alguna otra regla (por ejemplo, evitar el glúten o los lácteos si realmente hay una intolerancia, o reducir las grasas si te falta la vescícula, etc.) pero creo que más o menos pueden aplicarse a todas las personas que he conocido con buenos resultados. Claro que hay muchas cosas más, que van más allá de la alimentación: rutinas de sueño, de ejercicio, de suplementación, etc., que hacen al camino personal de cada persona. Si estás interesado o interesada en desarrollar un programa en el que abordemos todos esos temas para lograr tus objetivos, no dejes de leer mi propuesta: TU PROPIO CAMINO.